28.2.11
25.2.11
17.2.11
-Te contaré una historia. Sólo para ti, Toto. Sentémonos.
Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...
16.2.11
Visualización: Campo, soleado, viento fresco recorriendo cada célula del cuerpo. Un abrazo tranquilizador del supuesto amor de tu vida. Paz, armonía, relajación, amor. El sol golpea en los músculos como finas gotas de radiación impactando en cada poro de la epidermis. Calma. Calor. Frescura. Sonrisas.
Impacto: Repentinamente una vuelta al pasado: memorias frías e hirientes hacen que el sol se asuste y se esconda detrás de las nubes. El abrazo se rompe. Ella baja la mirada y entonces las nubes se vuelven oscuras. Una tormenta empieza. Emociones, ira, tristeza, felicidad, amor, odio, celos, en fin, sentimientos incontrolables. El piso entonces empieza a romperse. Un terremoto. Ella frunce el ceño. Él sólo lee un cuento. Sus respiraciones se agitan. Su mundo no logra mantenerse, ella intenta controlar la tormenta que los está helando. Mira por una ventana. Encuentra la calma, y enmudece. La culpa lo consume, y saladas gotas de agua caen por los lagrimales.
Calma: Logra reprimir la tormenta en ella. Por ello calla. Él se desespera. Pide auxilio. Pide perdón a gritos por continuar leyendo. Relee las páginas del cuento para saber qué leyó mal para que ese mundo perfecto se esté cayendo. Él la abraza, ella no corresponde. Él le habla, ella no responde. Él la besa, ella corre la cara. Él llora, ella no dice nada.
Todo cambia. Ella logra sonreír y vuelve atrás en el tiempo. Ve el daño en él. Ella lo abraza, lo besa y escucha sus plegarias sentimentales.
“Arruiné todo” entonces dice él.
Ella levanta la ceja derecha. Arruinar todo, ¿es corresponderle?…Él lo niega.
Arruinar todo, ¿es abrazarlo?…Él vuelve a negarlo.
Arruinar todo, ¿es corresponder una sonrisa?…Él, sigue insistiendo en negarlo.
Arruinar todo…¿entonces diría y haría esto?. Entonces ella lo besa.
Te amo.
Dos palabras. Un sentimiento. Dos idiotas.
Dos arco iris, un sueño.